Temas
- The Sky Opens Twice
- Fall of the Monkeywalk
- Run Cerberus Run
- Scenes from the Electric Circus
- Animal Origin
- All Doors Look Alike
- The Red Monk
- Reflections from the Firepool
Integrantes
- Gayle Ellett: guitarras electrica,s clasica y steel, teclados, efectos,
percusion
- Mike Henderson: guitarras electricas y acusticas de 6 y 12 cuerdas,
efectos, percusion
- Chuck Oken, Jr.: bateria, percusion electronica, secuenciadores
- Henry Osborne: bajos, teclados, efectos, percusion
Colaboradores – Rychard Cooper (dumbek en 2), Max Mahoney (saxo en 6)
“Reflections from a Firepool” es el segundo disco oficial del alucinado y
energico grupo norteamericano Djam Karet, un combo que aun en nuestros dias
goza de un merecido prestigio en buena parte de la comunidad mundial de
amantes del rock progresivo y/o experimental. El estilo de Djam Karet se
basa en buena medida en la elaboracion inteligente de jams, cuyos motivos
basicos vienen capitalizados por la expansion de dichos jams y la inclusion
constante de solos efectivos y poderosos de guitarra. Siempre da la
impresion que las cosas no corren nunca el peligro de salirse de control: el
derroche de fuerza y la prolongacion de los solos encuentran un eficaz y
productivo contrapeso en la fluidez y solidez del bloque instrumental como
un todo. En cuanto al uso de los jams como base compositiva y el manejo
estilizado de recursos electronicos, la onda musical de Djam Karet puede
resultar formalmente paralela a la de Ozric Tentacles, pero esto solo
resulta certero de afirmar en una escala limitada. Yo, personalmente,
encuentro mas paralelos con el KC moderno (con una dosis menor de rigor
agresivo, como en la epoca del “Three of a Perfect Pair”) y el jazz rock de
corte fusion: los guitarreos apuntan a la primera influencia señalada,
mientras que el uso de loops exoticos y el desempeño de una base ritmica
llena de swing y pulcra precision apuntan a un vinculo con el segundo
factor.
Las composiciones, tal como indique anteriormente, esta basada en jams, y en
buena parte de este repertorio, la gracia esta en unir dos o mas jams en una
secuencia que contenga la suficiente variedad como para mantener la atencion
del oyente progresivo, ademas de procurar mantener una cohesion interna a
traves de la variedad. Lo ultimo es logrado con mayor exito en unos casos
que en otro, pero en lineas generales podemos decir que este combo expone
una indudable habilidad en los arreglos de sus composiciones. Los temas 1 y
3 estan construidos de esta manera – hilando dos jams de corte
crimsoniano-jazz fusion. El jam final de ‘The Sky Opens Twice’ tiene esa
cadencia languida y exquisitamente hipnotica que nos recuerda al mejor PF de
su etapa de madurez setentera, incluso anticipandose a lo que Porcupine Tree
haria durante su fase 95-97. Por su parte, los fraseos de guitarra del jam
final de ‘Run Cerberus Run’ me suenan a un excitante hibrido entre Holdswoth
y Fripp, fraseos firmemente apoyados sobre una impresionante labor ritmica
fundada en la ingeniosa labor de Oken, Jr. (tal vez su momento mas brillante
en todo este disco). El tema 2 esta enmarcado en una ambientacion propia del
Medio Oriente, arropado por armazones tecnologicas y guitarreos
crimsonianos: la cosa vira hacia la fusion en el segundo jam, manteniendo
siempre ese perturbador dejo crimsoniano, manejado con gracia y contencion.
Lo etnico tambien ocupa un rol relevante en la estructura del tema 4, aunque
la cosa esta mas por la cadencia exotica vertida en las texturas
sintetizadas y no tanto en el motivo o la pauta ritmica.
‘Animal Origin’ esta cimentado en un compas languido que permite a las
armonias basicas asentarse firmemente, y a las partes de guitarra
concentrarse con especial enfasis en las texturas; los solos estan
construidos segun los parametros habituales del jazz rock – fraseos
diestramente elaborados, premisas melodicas sencillas y efectistas. Este
numero sirve como un buen momento de serenidad (a pesar de no estar exento
de energia rockera) tras una seguidilla de cuatro piezas que mostraban una
estructura mas notoriamente elaborada. ‘All Doors Look Alike’ es aun mas
lenta y languida que el tema anterior, pero destila una cierta tension
contenida, anunciada en primer lugar por el intenso solo de saxo provisto
por el ilustre invitado Max Mahoney. La tension continua en el contrapunto
dispuesto por el soundscape de guitarra y los retazos aleatorios de guitarra
acustica a partir del tercer minuto y medio: hay un ambiente de expectativa,
como si estuvieramos ante una situacion indefinida de la cual no se sabe que
esperar. Finalmente, el armado de una secuencia de acordes en la guitarra
acustica brinda un poco de alivio emocional, pero se trata de un espejismo,
pues el soundscape de fondo permanece como una luz encendida en la
distancia, la luz que ilumina un lugar misterioso en el horizonte. ‘The Red
Monk’ comienza con unas secuencias exoticas de teclado, las que parecen
remitirnos a los decorados inescrutablemente evocativos de un templo
japones: luego surge el jam crimsoniano (otro), que incluye algunos de los
guitarreos mas inquietante del disco, asi como algunos simpaticos toques
funky en el bajo de Osborne. Por ultimo, el tema homonimo nos muestra una
sucesion de jams que van desde un despligue sonoro onirico hasta otros
pasajes que reiteran el crimsonismo comedido exhibido en otros numeros
anteriores, hasta terminar con un dueto de guitarras acusticas, tan hermoso
como misterioso: este viaje musical cierra el disco con broche de oro puro.
En suma, tenemos en “Reflections from a Firepool” un trabajo bien logrado,
tal vez no cuajado al 100 %, pero que sin duda contiene un material mas que
satisfactorio para el fan progresivo exigente. Djam Karet es, sin duda, uno
de los ensambles instrumentales mas talentosos de la actualidad.
Cesar Mendoza
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