Temas
- Final
- Nuevo V
- Mecafónico
- Arañitas
- Marionetas
- Acalambrase
- Hidralia
- Sofisma
Integrantes
- Alejandro Carrau: piano eléctrico y sintetizadores
- Leo Chernetti: guitarras
- Lion Iglesias: bajo
- Martín Benito: batería
- Nicolás Pedrero: guitarras
Colaboradores – Esteban Rovira (contrabajo), Luvi Encinas (guitarra slide)
El grupo Defórmica es una de las más llamativas sorpresas que recientemente
han emergido dentro de la escena rockera experimental de Argentina. Su
estilo es poderoso pero no arrollador, apostando por dar prioridad a las
sutilezas y ambientes aunque sin renunciar a la manifestación explícita de
energía y agilidad en sus vuelos instrumentales. Puntos de referencia son el
Anekdoten de “From Within”, el King Crimson ochentero-noventero y la faceta
más vibrante del post-rock (p.e., Explosions in the Sky, Kayo Dot), y
también se nota la presencia ocasional de recursos propios del math-rock (a
lo Don Caballero). El repertorio de “H” nos muestra a una banda que tiene
las ideas claras respecto a su orientación artística, y no solo eso, sino
también con una capacidad madura y macerada para gestar ideas musicales de
gran interés.
El disco comienza pro el final, o al menos así se titula el breve tema de
apertura basado en un despliegue de arpegios de guitarra que juega a lo
monótono arropado bajo un clima grisáceo, misterioso pero amable. Los
primeros síntomas patentes de energía rockera y soltura expresiva se dan en
‘Nuevo V’, tema al cual señalo desde ya como uno de los picos indiscutibles
del disco. Las dos guitarras ofrecen complementaciones mutuas en las
texturas y armonías etéreas que atraviesan el desarrollo de la pieza, siendo
así que a veces una u otra se sueltan en sendos solos. La sección rítmica
sostiene muy sólidamente los recursos desplegados en los guitarreos: una
mención especial va para el baterista Martín Benito, quien alterna
fluidamente las cadencias contundentes para los momentos más explícitos con
las vibraciones más inclinadas a lo jazzero en los pasajes introvertidos.
Por nada del mundo debemos pasar por alto la labor del tecladista Alejandro
Carrau, quien crea mágicas atmósferas con sus sintetizadores (muchas veces
emulando el sonido del órgano Hammond) y evocativas cadencias con el piano
eléctrico, cuyas escalas maneja como si se tratara de una “cajita musical
psicodélica” en varios temas del disco. ‘Mecafónico’ es una pieza más
tormentosa y compleja, elaborada esquizofrénicamente en torno a pasajes
diversos que transitan entre lo explosivo, lo deconstructivo, lo pulsacional
y lo neurótico. Sin duda, se trata de otro pico del disco, y tal vez me
anime a asegurar que se trata de mi pieza favorita de “H”. ‘Arañitas’ está
más claramente delineado en la fusión de crimsonismo y post-rock., y este
mismo esquema descriptivo vale para ‘Acalambrase’. Ambos temas exhiben una
dosis menor de magia sombría a la de que cualquiera de los temas 2 y 3, pero
también resulta que los aventajan en dinamismo: es como si el poder sonoro
desplegado en los motivos de los temas 4 y 6 estuviera más compactamente
condensado en las exploraciones musicales orgánicamente afiatadas por el
ensamble. ‘Marionetas’ ostenta una ambientación juguetona que no contradice
la naturaleza crimsonianamente neurótica del motivo inicial; por el
contrario, esta agilidad juguetona permita a los guitarreos explayarse
coquetamente sobre los pasajes agresivos (muy a lo math-rock) y los más
reposados, con los cuales concluye el tema. ‘Marionetas’ contiene lo que tal
vez sea la performance más impresionante de la dupla rítmica. El espíritu de
‘Hidralia’ me recuerda al de ‘Nuevo V’.
Hay interludios entre tema y tema: pro ejemplo, el interludio entre los
temas 2 y 3 consiste en una serie de efectos surrealistas de golpes
aleatorios de cuerdas de guitarra, mientras que el interludio siguiente
consiste en una breve serie de acordes minimalistas de guitarra. También
hallaremos un solo de batería muy a lo Canterbury, ruidismo delirante de
caos efectista combinado con un contrabajo de arco arrancado del limbo, y
por qué no, una hermosa sonata de guitarra acústica, engarzada eficazmente
como un breve ensueño cándido en medio de los abundantes claroscuros del
disco. ‘Sofisma’ es un caso peculiar, pues consiste en un motivo lánguido
principal que solo dura 2 ½ minutos, el cual es seguido por un lapso
silencioso y por un jam surreal y sutilmente opresivo a lo Sigur Ros.
Esta “H” no es muda ni aspirada, es bastante expresiva en los aportes
musicales que contiene en sí, razón por la cual resulta un ítem que merece
un tremendo reconocimiento por parte del público progresivo, especialmente
por aquella facción sensible a la desafiante propuesta de belleza planteada
por la nueva psicodelia. Resumiendo: Defórmica es un nombre a ser anotado en
un lugar preferente de las agendas de los melómanos progresivos.
César Mendoza
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