Temas
- Elton dine sous sa tombe et Le Géant Boiteux (6:26)
- Magdaleïa (4:30)
- Narcisse (10:54)
- Kraöc ou Coralie se balance (6:17)
- Ventadour (5:44)
- P'tit Robert (7:06)
- Donne m'en cinq! (4:58)
- Ballade (5:56)
- Oh joie! La Grande Gnogne est avec nous! (5:36)
Cédric Marcucci: batería, percusiones, piano eléctrico, sintetizadores, bajo,
guitarra, voz, melódica
Colaboradores - Jao Remsso (guitarra y guitarra sintetizada en 4-7), Jérémie
Tiseyere (sintetizador, voz y percusión en 9), Sébastien Gramond (teclados en
1), Laurent Rochelle (saxo en 1), Latifa Leforestier (trompeta en 3 y 5), Alex
Beauroy (guitarra en 3 y 6), Gaston (motor en 1), Henri Herteman (trombón en
3), Gregory Esnault (bajo, guitarra clásica y violín en 2, 8 y 9), Marcel Devos
(bajo en 9), Gérard Frykman (contrabajo en 3), Emmanuelle Larmet (Ventadour en
8), Baptiste Hay (voz en 2)
Cucci-Band es un all-star band de amantes del jazz de avanzada, el Canterbury,
el zeuhl y la fusión de los 70s armado bajo el liderazgo y la visión de Cédric
Marcucci, un baterista/percusionista francés que también es un solvente
multi-instrumentista y que cuenta ya con una amplia carrera a sus espaldas
trabajando en las áreas del jazz experimental y el progresivo nostálgico
inspirado en el Canterbury y el zeuhl. "Bon Debarras!" es el resultado de su
asociación con varios músicos unidos a él por su amor a estas instancias añejas
de algunas de las vertientes más osadas del género progresivo. Este disco es,
ante todo, un tributo a la gloria canterburyana de Soft Machine, Matching Mole
y Nucleus, el dinamismo cósmico del Gong clásico, la fusión aventurera del Gong
de Pierre Moerlen, el progresivo etéreo de unos Clearlight, el free-jazz
estilizado que tan bien perfeccionó Keith Tippett en la vanguardia londinense,
y cómo no, el zeuhl jazzeado de Eskaton y Zao.
'Elton dine sous sa tombe et Le Géant Boiteux' y 'Magdaleïa' establecen
honestos manifiestos de los cánones recurrentes a ser trabajados y
desarrollados en el disco: el primero comienza con un cálido jam a puro
Canterbury matchingmoliano en 5/4, virando hacia un motivo más explícitamente
complejo y agresivo durante los últimos 2 minutos, sostenido por un repetido
juego neurótico de síncopas: el segundo maneja un ambiente cadencioso de forma
más consistente, en buena medida inspirado en el Gong post-Allen, y también un
poco en la fusión experimental del Weather Report pre-Pastorius (hay un solo de
sintetizador estupendo que yo encuentro afín a los vuelos cósmicos que Zawinul
creaba en sus primeras intervenciones al sintetizador). 'Narcisse' es una pieza
más extensa y portadora de un desarrollo más versátil a través de su firme
arquitectura rítmica: sus innegables aires retro nos remiten al Soft Machine
del "Six", a la faceta más propiamente jazzera de los primeros solistas de
Robert Wyatt, al aura ensoñadora de los momentos etéreos del Gong clásico y al
swing más acogedor de Zao. 'Kraöc ou Coralie se balance' tiene una introducción
cósmica que medianamente anticipa un cuerpo central organizado en torno al
estándar del jazz-fusión, ocasionalmente arropado bajo sábanas cósmicas que
parecen confundir Clearlight y Eskaton en un único recurso sónico. 'Ventadour'
porta una atmósfera más aguerrida, en no poca medida sostenida por la
confluencia de una batería usada con un pulso voraz, unos guitarreos neuróticos
dignos del mejor Magma y unos arreglos de metales que magnifican un aire de
amenaza pendiente. Por otra parte, el uso de atmósferas exóticas en percusiones
y guitarra acústica en un pasaje intermedio ayuda a aportar un momento
contemplativo, el mismo que resulta relevante para bajar un poco la garra para
el jam jazzero final. 'P'tit Robert' recurre a un ágil compás de 7/8 para
dinamizar un cuero central que destila un espíritu alegre, cercano a Zao y al
Soft Machine post-Wyatt en distancias equivalentes. Poco antes de la frontera
del quinto minuto, se produce un pasaje aleatorio donde lo deconstructivo se
utiliza no para motivar inquietud sino una sensación de misterio metafísico.
Una vez más, el motivo central precedente es retomado para la coda bajo una
modalidad más suavizada. 'Donne m'en cinq!' sigue ahondando si cabe en el
asunto Canterburyano, esta vez apelando a ambientes más grisáceos en
comparación con la pieza anterior. 'Ballade', a pesar de su título, es una
pieza bastante dinámica y grácil. El asunto principal se siente cercano al
entusiasmo cósmico de Clearlight en comunión con la psicodelia lúdica de Gong y
la urgencia pulsátil de Magma, mientras que el prístino pulso jazzero de
Marcucci se encarga de enraizar el bloque sonoro oportunamente. Pocas veces un
título ha sido tan alevosamente engañoso como en este caso. Los últimos cinco
minutos y medio del disco están ocupados por 'Oh joie! La Grande Gnogne est
avec nous!', pieza que capitaliza el ímpetu impulsado por 'Ballade' y lo
transporta hacia las dimensiones más densas del disco: esto es zeuhl
químicamente puro, un equilibrio perfecto entre Eskaton y Magma, gloriosamente
culminado con un ejercicio de cacofonía tan espectral como incandescente. El
efecto final del tornamesa con el brazo automático es una entrañable alusión a
los viejos hábitos melómanos.
"Bon Debarras!" es como una obra perdida de los años 70s que ha sido traída a
nosotros por un mecanismo de viaje por el tiempo. Merced a sus generosas dosis
de creatividad y vigor, Cédric Marcucci y sus selectos compañeros de viaje han
rescatado una serie de legados progresivos sin caer en la clonación mecánica ni
en la parodia involuntaria: esto es un homenaje en los sentidos más elevados de
la palabra.
César Mendoza
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