Temas
- Innocent Victim
- Sewers
A) Above
B) Inside
- The Artist
- Ragnarok
- Moon
Integrantes
- Dick Heijboer: piano, teclados, mellotron, moog
- Gijs Koopman: bajo, pedales bajos
- Rinie Huigen: guitarras, voz
- Hans Boonk: bateria, percusion
Este es el unico trabajo de la ya difunta banda holandesa Cliffhanger que
conozco, pero por lo que usualmente leo en varias paginas web, es uno de sus
discos mas celebrados. No me extraña en realidad, pues se trata de un
trabajo que rebosa polenta, energia, inventiva, tanto en las composiciones
como en los arreglos, jugando siempre con estructuras ritmicas complejas,
armonias disonantes por aqui y por alla, contrastes de ambientes y compases,
cortinas de teclado pomposas y/o tenebrosas: para que el lector pueda
hacerse una idea de como va el asunto de esta banda, puedo citar (como
referencias mas cercanas) las influencias de la energia cruda e indolente de
ELP en sus primeros años, la neurosis librepensante y atonal del KC 73-75, y
las exquisitas pretensiones sinfonicas del Genesis 71-74, con una
aproximacion al sonido prog sombrio de Pulsar, Anglagard y A Piedi Nudi,
ademas de algunas sazones adicionales del melodicismo directo del neo, que
proveen una oportuna dosis de colorido en medio del predominio de lo
tenebroso, un predominio que en varias ocasiones penetra en lo tetrico. El
empleo de cortinas y armonias disonantes de teclado, y la presencia
recurrente de los coros de mellotron ayudan ingeniosamente a la conservacion
e intensificacion de esa tendencia hacia lo tetrico que se respira como
ambiente general de “Not to Be...”. El gusto de Cliffhanger por capitalizar
hasta el extremo con las potencialidades de sus composiciones explica el
hecho de que tres de los cinco temas de este repertorio sobrepase la
duracion de 10 minutos: ‘Ragnarok’ llega casi hasta los 25 minutos.
El tema de entrada “Innocent Victim” pone las cosas en su sitio desde el
punto de partida: un numero intenso, intrincado y estimulante. “Sewers”, el
instrumental que viene a continuacion, contiene dos secciones bien marcadas,
creando un efectivo juego de contrastes: “Above” es misteriosa, eterea,
languida, mientras que “Inside” se adentra por un vendaval sonoro mas
contundente. “The Artist” retoma en parte la contundencia constante del
primer tema, pero basicamente se trata de un tema armado sobre una melodia
con gancho, arreglada de tal manera que encaje dentro del repertorio
integral. Tal como sucede en estos casos progresivos, es en “Ragnarok” como
tema mas extenso, donde se concentran los mas ingeniosos juegos de
contraste, los momentos mas intensos emocionalmente, algunos de los pasajes
mas lucidos en la instrumentacion, la mayor dosis de intensificacion del
espiritu general del disco: el hecho de que tenga muy poca letra permite al
oyente concentrarse en los alucinados y embrujadores paisajes
instrumentales, que incluyen solos de guitarra muy crimsonianos y otros mas
hackettianos, intrincados compases, innumerables pasajes de mellotron de
coros, flauta y cuerdas, y algunos pasajes serenos que recuerdan a los
momentos mas cautivantes del ‘Selling England...’ y del ‘Tales...’. Tal vez
pueda criticarse que a veces “Ragnarok” parezca deambular sin un rumbo
artistico preciso (a diferencia de lo que sucede en “Innocent Victim”), pero
ciertamente el peso de sus ambiciones musicales intrinsecas esta sin duda
bien llevado sobre los hombros de los cuatro musicos, quienes se mueven con
un nivel de libertad expresiva mayor que en cualquier otro tema del disco.
En fin, el instrumental de cierre, “Moon”, hace gala a lo largo de sus
cuatro minutos de duracion, de las evocaciones romanticas que de entrada
inspira su titulo aunque arropado por un embargador y embriagador aire de
densidad que nos puede recordar al Mahler mas melancolico o al Schubert mas
atormentado: unos cuantos minutos despues de su conclusion, nos enfrentamos
a la secuencia de un reloj de cucu, y un breve jam improvisado – un truco
nada nuevo, pero que puede disfrutarse sin pensarlo mucho.
En suma, ‘Not to Be or Not to Be!’ es una de las mejores cosas que se han
hecho en el terreno del sinfonismo tenebroso durante la pasada decada,
mostrando a los holandeses de Cliffhanger en un momento de suma inspiracion
compositiva e inapelable energia interpretativa.
Cesar Mendoza
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