Temas
- Chanson
- Without Words
- Way
- Ergotrip
- Et Pendant Ce Temps La
- Narcisse et Goldmund
- Jungle Bubbles
Integrantes
- Cyrille Verdeaux: teclados, sintetizadores, mellotron, gongs, congas,
glockenspiel
- Bob Boisadan: teclados, sintetizadores
- Jean-Claude D'Agostini: guitarras, flauta
- Joel Dugrenot: voz, bajo
- François Jeanneau: sintetizadores, flauta, saxo
- Christos Stapinopoulos: batería, congas
- Amanda & Ann: coro celestial
- Gilbert Artman: batería, percusión, vibráfono, maracas
- Christian Boulé; guitarra cósmica
- David Cross: violines
- Brigitte Roy: voz en 6
- Bruno Verdeaux: sintetizador, congas
Éste es el verdadero segundo disco de Clearlight, puesto que el excelente
trabajo “Delired Cameleon Family”, gestado antes, estuvo a cargo de un
proyecto multi-grupal dirigido por Cyrille Verdeaux. Ahora, con “Forever
Blowing Bubbles”, la propuesta de Clearlight tiene que asumir el reto de
suceder a su impresionante disco debut de 1973 “Symphony”. En fin, la clave
estilística de este disco que comentamos ahora tiene una raíz fácilmente
reconocible como propia de la visión musical de Verdeaux, pero esta vez más
alejado de los elementos sinfónicos que habían dado lugar a los momentos más
fastuosos del disco debut, siendo así que ahora este ensamble se concentra
en la profundización de las sonoridades cósmicas, y también en el desarrollo
de cadencias y atmósferas de tipología fusionesca. La influencia del bajista
Joel Dugrenot será muy fuerte en este punto de evolución del sonido
Clearlight: proveniente de Zao, grupo surgido de las canteras del primer
Magma, él será el máximo responsable de la intromisión del elemento Seúl en
casi todos los jams. También cabe resaltar la participación de dos coristas
habituales en la escena Canterbury (más específicamente, las Northettes de
Hatfield).
Los sonidos sintetizados que claramente emulan burbujas reventándose en el
aire conforman una pista recurrente antes del comienzo de cada pieza.
‘Chanson’ abre el disco en clave de balada progresiva guiada por el piano,
mientras que al entrar de lleno el grupo, las cosas pasan por una serie de
tránsitos entre secciones de tendencia pastoral y otras más intensas, algo
así como si se estuviera trazando un híbrido entre la cadencia típicamente
británica del sinfonismo en su faceta más señorial y el tenor progresivo más
aguerrido de inspiración germana (muy a lo Wallenstein). ‘Without Word’
supone la primera instancia de familiaridad con lo hecho en discos
anteriores, con esas secuencias básicas de sintetizador que van marcando la
ambientación espacial del jam que se va gestando para soltarse en un efluvio
cautivador. Algunos fraseos de piano hacen casi una cita del ‘Larks’ Tongues
II’ de KC. La guitarra solista se manda con unos vuelos donde se combinan
las influencias de Hillage y McLaughlin, añadiendo así un matiz de
exaltación que opera como catarsis global para el bloque global de los
instrumentos. A medida que la pieza se acerca el final, pasamos a una
sección más reposada donde se repite la cadencia espacial inicial, aunque
esta vez con efectivos adornos percusivos que apuntan a sutilezas tipo
fusión. La dimensión jazzera se hace más explícita en ‘Way’, aunque también
hay algo tremendamente espacial en el manejo sonoro de los aportes de los
instrumentos y los ocasionales arreglos corales – en parte, me recuerda a
los temas lentos y relajados de Embryo. Cuando las cosas aumentan en
intensidad y colorido, volvemos a los cauces de la psicodelia, esta vez con
una dosis extra de sofisticación y variedad bien desarrollada a través de
los cambios de ritmo y ambiente. La última sección consiste en una
reconstrucción de a ideología Magma bajo una orientación melódica: los solos
de guitarra y violín fluyen en una combinación de misticismo e histeria
hasta el alucinado fade-out que aumenta de velocidad por efecto de consola.
Es muy posible que haya que considerar a ‘Way’ como la pieza estrella del
disco.
‘Ergotrip’ da inicio a la segunda mitad con raros efectos cósmicos (más),
los cuales sirven en realidad como una apertura al cuerpo principal, un
medio tiempo de base jazz-rock y atavíos espaciales, los mismos que en los
momentos más frenéticos vuelven a coquetear con el estándar del Seúl.
También tenemos aquí otro delirante solo de violín, llegando casi a eclipsar
a la primera guitarra en algunos momentos. Casi sin darnos cuenta, con una
ligera variante el tono de la pieza se torna hacia el sinfonismo melódico:
el saxo soprano se suma al colorido generado por los otros instrumentos
solistas antes de llegar a la explosión cósmica con que empieza el siguiente
tema, ‘Et Pendant Ce Temps La’. Éste es un ejercicio de zheul reinventado
con densos pasajes cósmicos en los que el mellotron asume una presencia
desafiante frente a los filudos solos de sintetizador. Este tema parece
explotar más completamente el vigor pulsacional que la pieza precedente se
había cortado tan abruptamente. ‘Narcisse et Goldmund’ es una balada
pastoral adornada con ribetes románticos que se intercalan traviesamente en
medio del revival barroco: el canto femenino es precioso, evocativo,
mientras que la flauta revolotea inquieta como cuidando ella sola de la
unidad del rico paisaje sonoro. ‘Jungle Bubbles’ es un viaje étnico
psicodélico que se despliega en un vuelo ácido, exótico y vanguardista a la
vez: acid-folk, en verdad. La edición de CD trae algunos bonus tracks, uno
de ellos siguiendo por el sendero del acid-folk de marcado tinte tribal,
mientras que otro apunta hacia elementos cósmicos tipo Gong.
“Forever Blowing Bubbles” es el inicio de la perpetua reconstrucción que
Cyrille Verdeaux emprenderá después de la vibración única y peculiar que
quedó encarnada en “Symphony”. Antes de retomar esta misma herencia con una
segunda versión en el nuevo milenio. Clearlight se propuso la misión de
utilizar la versatilidad como impulso de expansión, y es bajo esta clave que
me parece que hay que entender a “Forever Blowing Bubbles” y “Les Contes du
Singe Fou”.
César Mendoza
|