Temas
- Raganesh
- Weird Ceremony
- La Fin du Debut
- Le Boeuf
- Novavanna
- Ananta
Integrantes
Cyrille Verdeaux: piano, sintetizadores, órgano
Colaboradores - Joel Durgenot, Gilbert Artman, Francois Jeanneau, Joe
Padovani, Yvan Coaquette, Ariel Kalma, Valerie Lagrange,Tim Blake y otros
Un año después de que Cyrille Verdeaux perpetrara el disco debut de su
proyecto progresivo de connotaciones spacey Clearlight, él estuvo casi a
cargo de organizar una serie de jams para música a ser utilizada como banda
sonora de la película de Pierre Clementi “Visa de Censure”. El resultado fue
“Delired Cameleon Family”, strictu sensu no un disco de Clearlight, pero sí
un trabajo que se encuadra muy bien dentro de la visión musical de
Verdaux... y definitivamente, todo un clásico de la vanguardia rockera
espacial.
‘Raganesh’ inicia el disco en medio de una imponente bruma de misticismo
exótico de raigambre hindú: la comunión entre los efluvios conformados por
capas de sintetizadores, las percusiones étnicas y los punteos de guitarra
que van continuamente flotando se concretiza en un viaje astral hipnótico y
contagiante. La intensidad baja un poco en nombre del realce de lo espacial
en ‘Weird Ceremony’, donde los acordes de piano emergen como destellos de
luz en medio de la niebla de sintetizador, órgano y canto soprano:
imaginemos una mezcla de Vangelis, Tangerine Dream y la faceta más etérea
del Gong clásico. Los sintetizadores siguen presentes en la siguiente pieza
en ‘La Fin du debut’, pero esta vez como meros ornamentos del dueto de piano
y voz; los sintetizadores adoptan un rol más tenue, como representando el
paisaje de estrellas fugaces y nubes nocturnas sobre las cabezas de amantes
meditativos.
Las tres últimas piezas conforman la sección del disco que más me impacta,
en lo personal. ‘Le Boeuf’ es un despliegue de fusión con base progresiva,
dividido en dos partes. La primera se apoya sobre una cadencia muy afín al
Latin-jazz, creando un ambiente a lo Gong-con-el primer Return to Forever.
Tras un interludio psicodélico lánguido a lo Pink Floyd, viene la segunda
parte, la cual mantiene lo jazzero, pero reciclándolo a través de una
pulsación más cercana a lo que Magma hizo en su “Mekanïk Destructïw
Kommandöh” – tal vez el motivo sea en realidad un cita de uno de los pasajes
del mencionado disco de Christian Vander y compañía. Bueno, la siguiente
pieza ‘Novavanna’, con sus 13 ½ minutos de duración, es la más larga del
disco. Siguiendo con la vibración fusionesca del tema precedente,
‘Novavanna’ sigue mostrando la influencia de Gong en la visión de Verdeaux,
aunque en esta ocasión tenemos también la influencia de Soft Machine y de la
fusión con ritmos africanos y orientales, patentes en su primera parte. Para
la segunda parte, el ensamble se desembaraza de las pulsaciones rítmicas
exóticas para concentrarse en lo jazzero, apuntando hacia un clímax
deconstructivo de free-jazz, el mismo que al poco rato aterriza en... un
rock’n’roll ameno y alevosamente trivial. Un final bastante juguetón para un
tema que nunca llega a ser muy solemne a pesar de su extensión y al
despliegue técnico vertido por los músicos. Por último, ‘Ananta’ recupera la
energía frontal de ‘Le Boeuf’ y lo traslada sobre un cimiento más sólido,
hecho con la potente confluencia del jazz-rock y lo tribal en un compás de
6/8. La guitarra persiste con sus fraseos de tendencia predominantemente
arábiga (influencia de Steve Hillage, sin duda); por su parte, los distantes
arreglos corales que se aúnan al trasfondo de capas de sintetizadores
resultan bastante perturbadores. Así concluye uno de los discos más
sorprendentes y mágicos de la tradición progresiva francesa. La obra
setentera de Clearlight es sumamente recomendable para los amantes del
progresivo, en especial, los de la vertiente spacey y los de la vertiente
jazzera.
César Mendoza
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