Camel Productions
- Irish Air (00:57)
- Irish Air (instrumental reprise) (01:57) (inst.)
- Harbour of Tears (03:12)
- Cóbh (00:50) (inst.)
- Send Home The Slates (04:23)
- Under The Moon (01:16) (inst.)
- Watching The Bobbins (07:13)
- Generations (01:01) (inst.)
- Eyes of Ireland (03:09)
- Running From Paradise (05:20) (inst.)
- End of the Day (02:29)
- Coming of Age (07:21) (inst.)
- The Hour Candle (A song for my father) (08:00) (inst.) (el indicador
- gital acusa 23', pero a los últimos 15 los cubre el silencio)
Empiezo por comentar que de Camel previamente sólo escuché (y tengo) el
Mirage, de la época en que Peter Bardens compartía el liderazgo con Andrew
Latimer (actual lider). La diferencia de 22 años y muchos discos de por
medio me impiden hacer un comentario preciso sobre la evolución del grupo,
excepto para decir que suenan como dos grupos distintos. No sé que calidad
tendrán los anteriores trabajos de Camel, pero este tiene un sonido muy
limpio, especialmente la guitarra de Latimer y la batería de John Xepoleas.
La formación se completa con bajo, teclado, y una pequeña orquesta de
vientos y cuerdas.
El album es conceptual, basado en la historia de cientos de trabajadores que
partieron de un puerto de Irlanda (Cóbh Harbour) con rumbo desconocido,
dejando a sus familias atrás. La música tiene muchos toques irlandeses y
celtas, comenzando por "Irish Air", una tonada tradicional gaélica, cantada
a capela por Mae McKenna (lastima que cante poco, porque tiene muy buena
voz). En seguida entra la orquesta ejecutando la misma tonada (el
"instrumental reprise"), acompañada luego con el primer solo de guitarra de
Latimer. Se ve que don Latimer recordó como hacer sonar la guitarra, porque
varios de los temas instrumentales cortos que *separan* los temas cantados,
son solos de gran calidad, al igual que los incluidos en las demás
composiciones.
El tema que da nombre al album es una melodía suave, principalmente
orquestal, terminando con un lamento de guitarra, mientras el barco avandona
el puerto internándose en el mar. Pegado a él, "Cóbh" sigue el concepto de
la anterior, pero con la orquesta completa ocupando la escena.
"Send Home The Slates" es un tema alegre que, guiado por la orquesta, cuenta
del trabajo en la nueva tierra, y como él envía el dinero ganado al hogar,
junto con una fotografía y un mensaje "Má, no dejes que la familia me
olvide". Aquí aparece por primera vez el grupo completo, incluyendo la
batería. Termina nuevamente con la orquesta, en un trabajo de vientos que da
paso al nuevo solo de Latimer (con fondo de orquesta) en "Under The Moon".
"Watching The Bobbins" empieza con unos bajos con reminiscencias del "The
Wall" de PF, al que luego se une el resto de la banda (incluido un Hammond),
en uno de los temas más *tradicionales* del album, con mínima intervención
orquestal. En este tema se lucen la bateria y el bajo (además de la guitarra
de Latimer, siempre presente). Lo sigue un *intermedio* orquestal de nombre
"Generations".
El siguiente tema es una *historia para antes de dormir*, una bella melodía
de nombre "Eyes of Ireland", que se basa en una guitarra española y la
orquesta muy de fondo, un tema simple pero muy agradable. A continuación
"Running From Paradise", el primer instrumental largo, en donde aparecen los
teclados en toda su expresión, acompañados de toda la banda (orquesta
incluida) y la flauta de Latimer (sí, y también toca teclados) recordando a
Ian Ardenson. Otro buen tema, con varios cambios de ritmo (como nos gusta).
La parte cantada del disco termina con "End of the Day", un tema suave y
melancólico.
"Coming of Age" empieza desde abajo, y se eleva hasta reunir a toda la
banda, en el tema más potente del disco, con mucha batería, teclados, y la
guitarra siempre presente. Es uno de esos temas en que todos tienen su
oportunidad de lucirse, incluidos los distintos integrantes de la orquesta.
Finalmente, "The Hour Candle", que empieza siguiendo el ritmo dejado por el
anterior, para luego desarrollarse por caminos propios. Latimer le da rienda
suelta a la guitarra, y toda la orquesta lo acompaña magníficamente. Luego
el silencio, y cierra nuevamente McKenna cantando a capela.
En resumen: un muy buen disco, con sonido de calidad, ideal para escuchar
tranquilo, con auriculares. Si me apuran podría decir que me recuerda al
"Sueño de una noche de verano" de Hackett, pero con guitarra eléctrica en
lugar de la española que usa él. La orquestación lo hace agradable para los
oidos no progresivos, pero la guitarra (y el resto de la banda) nos recuerda
de qué estamos hablando. Definitivamente, un disco que se puede escuchar en
la oficina.
Hernan Bertagni
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