Temas
- The Sun Road
- Dark Corners
- Duende
- Black Light Syndrome
- Falling in Circles
- Book of Hours
- Chaos/Control
Integrantes
- Terry Bozzio: bateria, percusion, efectos
- Tony Levin: bajos, stick, contrabajo electrico
- Steve Stevens: guitarras electricas y acusticas, guitarra sintetizada,
sitar electrico, efectos
Cuando Magna Carta estaba todavia en auge como sello difusor de
progresivo, tuvo la idea de promover algunas super-bandas, siendo asi que
una de las primeras en surgir fue encomendada al excelentisimo
baterista/percusionista Terry Bozzio; con la adicion de su amigo Steve
Stevens (cuya mayor experiencia y fama proviene de las canteras del rock
de arena), y posteriormente de Tony Levin, el combo se completo. Tal como
se puede sospechar desde un inicio, la garantia del talento, la fuerza y
la precision estaba alli. Dado que el grupo creo y grabo el material en un
tiempo muy reducido (mas o menos una semana), la labor composicional se
baso principalmente en riffs y armonias trabajadas en jams, las mismas que
eran extendidas con improvisaciones y vueltas ingeniosas, y enriquecidas
en el estudio con labores de sobregrabacion. La inclinacion por la
creacion de texturas y el gusto por resaltar las cadencias ritmicas, asi
como el sentido de calor que proviene de la fluida interaccion de los tres
musicos impide que el repertorio sea un catalogo de meros lucimientos
narcisistas: mas alla de los impresionantes solos de Stevens, los
ingeniosos fraseos de Levin, y los redobles impetuosos e inteligentes de
Bozzio, esta claro que lo que prevalece es la integridad del trio como
unidad instrumental, haciendo que los lucimientos personales tengan como
funcion el realzar aqui y alla las potencialidades expresivas de cada tema
en cuestion. Pocas veces se ha escuchado en los ultimos diez años un
ensamble instrumental a la vez tan energico y tan perfectamente afiatado.
El tono crimsoniano y los colores del jazz rock fusion son los elementos
mas saltantes del paisaje sonoro elaborado por el trio. El ingenio y la
creatividad experimental de Bozzio y Levin ya fue demostrado en varias
ocasiones previas; a priori, Stevens era el ‘gran misterio’, dado que su
mayor fama provenia de su participacion en la banda de Billy Idol... y
ciertamente sorprende su despliegue de fuerza e inventiva, compenetrandose
a las mil maravillas con sus compañeros, y respondiendo positivamente a
los altos estandares que tan insigne compañia exigia (debe haber una
moraleja en esto).
Pasemos ahora al repertorio. El primer tema se apoya sobre una cadencia
ritmica languida, invitando a Stevens y Levin a crear un crescendo de
densidad y exotismo con sus guitarras, sitar, bajo y contrabajo; en algun
punto, el swing se hace mas frenetico, y los adornos de guitarra flamenca
y contrabajo empiezan a aflorar para crear un colorido inesperado y a la
vez ingenioso, terminando con una retoma de la languidez espartana
inicial. “Dark Corners” es uno de mis favoritos absolutos de este disco,
un explosivo boton de muestra de lo letal que puede resultar mezclar el
hard rock, la neurosis crimsoniana y la psicodelia hendrixiana.
Curiosamente, este coctel exhibe su fulgor sobre un compas no demasiado
veloz, pero la tension es tan notoria que las cuerdas de la guitarra y el
bajo parecen a punto de romperse, y los redobles de bateria añaden
contundencia al asunto: incluso en el interludio, donde las llamas menguan
momentaneamente, se puede respirar la tension esencial del tema. “Duende”
baja la densidad, que no la intensidad, con sus colores de flamenco
fusion, donde la guitarra española de Stevens sala al frente, respaldado
solidamente por la labor sutil del contrabajo de Levin, y los tambores y
timbales de Bozzio: el simpatico final mexicano resulta siendo un climax
ingenioso e impactante, demostrando que no hace falta guitarras electricas
para que algo suene genuinamente fuerte y potente. Otro pico del disco.
El tema homonimo del disco transita mas decididamente a lo relajante y
reposado, sin por ello renunciar a elaborar algunos pasajes mas tensos en
el interludio cerca del final: en todo caso, aunque la guitarra de Stevens
suena energica, y la seccion ritmica funda un cimiento de corte jazzero
complejo a traves de su simplicidad basica del 4/4, en conjunto el
ensamble esta bajando la guardia y asumiendo una actitud mas intimista. El
siguiente numero, “Falling in Circles”, comienza reincidiendo por las
pautas del jazz rock, sazonado con sabores etnicos que permiten a la
seccion ritmica crear una contundente cadencia sobre la cual los sencillos
riffs y texturiales solos ocasionales de Stevens descansan como sobre una
sabana; en la segunda mitad, el tema deriva hacia una via de tinte hard
rock con retazos frippianos/belewianos. “Book of Hours” vuelve al sendero
del flamenco fusion, con un aire mas delicado e intimista que “Duende”,
constituyendo la maxima expresion de sutileza y sensibilidad del disco. El
tema de cierre es el mas frenetico del disco, aunque tampoco es demasiado
veloz: algo que me recuerda al punche de Allan Holdsworth y Jeff Beck, con
algo del rock funkeado del Led Zeppelin de mitad de los 70s.
Bueno, he sido muy elogioso en mi comentario, asi que no debe sorprender
al lector que mi balance general del disco sea radicalmente positivo:
EMHO, ‘Black Light Syndrome’ es una de las mejores y mas exquisitas obras
de rock experimental (progresivo incluido) realizadas en la decada
pasada... y ciertamente debe quedar como uno de los aportes mas notables
de cada miembro del trio al mundo de la buena musica – y punto.
Cesar Mendoza
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