TEMAS: "Dejenme Seguir"
"Viva Belgica!"
"Ausencia"
"Lo Absurdo y la Melodia"
Siguiendo con esta seccion de discos de Rock Argentino que no se van a
reditar nunca mas, hoy nos ocuparemos de analizar la primera obra homonima
de aquel grupo progresivo de mediados de los '70 llamado Ave Rock.
Ave Rock era un quinteto formado por Alfredo Salomone (teclados), Hector
Ruiz (bateria y percusion), Oscar Glavic (bajo), Pancho Arregui (guitarra) y
Federico Sainz (voz y guitarra). Escuchando la musica de este CD podemos
decir que si bien las intensiones del grupo eran buenas, la sensacion es que
a Ave Rock siempre "le faltaban cinco para el peso"; es decir que no estaban
a la altura de sus pretensiones. Y esto se nota, de sobremanera, en las
vocalizaciones de Sainz, las que no alcanzan el vuelo ni la calidad
suficiente como para sostener la gran base instrumental de sus companieros.
El disco en si es bueno pero no sobresaliente y aunque peca de ingenuidad en
alguno de sus pasajes bien vale la pena tenerlo en cuenta y analizarlo como
vamos a hacerlo ahora. Recordemos, antes que nada, que este disco fue
editado en 1975 (aprox.), pleno momento de auge del rock sinfonico
progresivo, entonces si estaba un poco lejos de la calidad de otra obras
similares que eran editadas al mismo tiempo. Ahora, en pleno siglo 21,
inmersos en la situacion patetica y pauperrima del rock argentino y mundial
actual, este disco de Ave Rock parece una gloria sin parangon. El disco
empieza con "Dejenme Seguir" un tema bastante bueno y atractivo aunque se
vuelva un tanto monotono. Igual lo mejor de este tema es lo fuerte que es en
la parte instrumental aunque la voz del cantante no se destaque para nada.
El segundo tema es "Viva Belgica", la autentica joya del disco, un
imaginativo instrumental de casi 15 minutos que es muy interesante y variado
y que nos da una muestra de lo bueno que eran los Ave Rock como musicos. En
especial su guitarrista Pancho Arregui que parecia un capo total que
manejaba la musica del grupo como si fuera el titiritero que mueve los
hilitos. Mientras que Ruiz, Glavic y Salomone conformaban una base sin
fisuras. Ya solo por la inclusion de "Viva Belgica" vale la pena comprar
este disco. Imaginen a un Arregui como si fuera un Gilmour (o Akkerman) de
las Pampas y a Salomone como el Jon Lord argentino... bueno eso intentaban
ser los pibes de Ave Rock... lastima la voz del cantante (que en "Viva
Belgica" brilla por su ausencia, por suerte). Justamente, "Ausencia" se
titula el siguiente tema de esta produccion. Este es un tema bueno pero
"hasta ahi nomas". Aqui Ave Rock intenta recrear un sonido medio
psicodelico-folk como el de los Pink Floyd de los primeros '70 (lease "Atom
Heart Mother" o "Zabriskie Point") pero fracasan en el intento. Por eso,
"Ausencia" termina siendo una pieza que pasa sin pena ni gloria y si apenas
se nota es por el lucimiento de Salomone en piano y organo y por Pancho que
realiza su mejor imitacion posible de Gilmour en la slide guitar. Las voces
son muy malas y la letra estupida. El disco termina con "Lo Absurdo y la
Melodia" un potente Rock que esta a mitad de camino entre Deep Purple y...
Almendra(!). Incluso hay una parte que parece un afano a aquel viejo tema
llamado "A estos hombres tristes" editado en el historico primer disco de
aquel grupo de Spinetta, Molinari, Del Guercio y Garcia. Por lo demas, "Lo
absurdo y la Melodia" es entretenido a secas y poco mas. Nuevamente aqui, la
voz del cantante vuelve a fracasar rotundamente y este hecho (a esta altura
del disco) ya es llamativo. Yo me pregunto: no tenian a ningun otro tipo que
cantara mejor?. Si la respuesta es no, de ultima, no hubiesen puesto a nadie
a cantar porque en todo momento la voz empania la parte instrumental.
El haber hecho de esta una banda instrumental no hubiese sido tan mala idea.
Pero ya es tarde, por que me parece que Ave Rock no existe mas...
En resumen: Si ve a este disco, comprelo. En especial por los dos primeros
temas que estan muy buenos. Si no lo ve nunca en la "fucking life", lo
mas probable, no se preocupe demasiado porque no se esta perdiendo nada
de otro mundo.
Emiliano Acevedo
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