Temas
- La Sentencia (3:55)
- Fragmentos Cortados (4:13)
- Lo Inexistente (4:58)
- Cuatro Visiones (7:37)
- Partes En Una Botella (8:00)
- Marcha Fúnebre (3:10)
- Lo Que No Está Muerto (4:45)
- Mi Pulso (3:03)
- El Hijo De Bernardo (6:01)
- Un Lamento Y Dos Danzas (7:43)
Integrantes:
- Juan Carlos Ruiz: fagot, composiciones
- Adolfo Zaragoza Cerecero: guitarras
- Mari Carmen Graue: cello eléctrico
- Víctor Baldovinos: batería
- Tizok: programación, percusión electrónica
Arteria es un ensamble de chamber-rock mexicano de formación reciente, pero
formado y comandado por una figura veterana de la vanguardia progresiva
mexicana: Juan Carlos Ruiz, vientista de bandas tan heroicas como Nazca y Culto
Sin Nombre. También hay otro genial veterano en la banda, el baterista Víctor
Baldovinos, cuyo CV incluye estancias en Iconoclasta, Muros De Agua y Govea,
entre otras actividades musicales. El bloque grupal de Arteria expone una
propuesta sonora directamente heredera del corazón más puramente sombrío del
RIO francófono de primera generación: Univers Zero, Art Zoyd, Present - su obra
debut "Cuatro Visiones" encarna una manera magistral de investigar en este tipo
de vías exigentemente experimentales en los confines más radicales del lenguaje
rockero.
Con "La Sentencia" se da inicio al disco, abriéndose ampliamente campo a
caminos sónicos marcados por una oscuridad vigorosa que hace de la nocturnidad
una fuente de energía tan angustiosa como inapelable. La esencia sonora se
sitúa a medio camino entre Present y el Henry Cow de "Western Culture". Acto
seguido, la secuencia de "Fragmentos Cortados" y "Lo Inexistente" ahonda en la
oscuridad con una ceremoniosidad tétrica que crea una niebla diseñada para
envolver al cosmos y hundirlo en el inframundo, algo muy fiel al estándar de
Univers Zero. "Fragmentos Cortados" se basa en una alternancia de cadencias
marciales de tenor mortuorio con otras más ágiles, mientras que "Lo
Inexistente" patentemente pone un acento prioritario en lánguidos climas
funerarios. La pieza homónima llega en cuarto lugar, ofreciéndonos 7 minutos y
medio de nuevas vicisitudes sonoras que se bifurcan continuamente por los
senderos de oscura tensión que el grupo ya ha demostrado manejar con impoluta
maestría. El vigor arrollador que se impone fehacientemente desde las primeras
notas abre paso a un manejo sofisticado de ambientes peligrosos y atmósferas
inciertas, permitiendo que las líneas del oboe y del cello eléctrico asuman
sucesivamente un medido protagonismo en medio de las pulsaciones rítmicas que
atormentan el bloque instrumental general. Esto nos remite al legado de
Present. "Partes En Una Botella" exhibe un aura dadaísta y medio juguetón a la
hora de reciclar la herencia de perturbación y densidad de las cuatro piezas
anteriores, manteniendo la expresividad en un conveniente nivel de
autocontención durante la mayor parte del tiempo. La sección final sirve para
que la banda explore una retorcida luminosidad expansiva, culminando en una
explosión densa y absorbente.
"Marcha Fúnebre" encarna a la perfección el temor y el temblor de la conciencia
ante el prospecto de sufrir un daño tan grande como inasible: primeramente lo
hace sobre un triste y grisáceo compás marcial, ciertamente fúnebre, y luego
vira hacia un clímax explosivamente tétrico. Esta inquietud oscura y aterradora
es magistralmente perpetuada en "Lo Que No Está Muerto" durante los casi 2
minutos y medio que dura su obertura; a partir de ahí, el tema deriva hacia una
expansión de motivos grisáceos que portan diferentes niveles de agilidad. Esta
expresión de intensidad visceral es recapitalizada y articulada por "Mi Pulso",
la pieza más explícitamente rockera del álbum: el motor vitalista plasmado por
la guitarra y la batería opera como una efectiva estrategia arquitectónica para
la instrumentación global. "El Hijo De Bernardo" se proyecta también hacia
ambientaciones ágiles, siempre fieles a los moldes de Univers Zero y Present:
se destaca aquí un extenso solo de guitarra que dignifica infinitamente la
contundencia esencial del instrumento. Finalmente, "Un Lamento Y Dos Danzas"
completa el concepto estético del disco: esta pieza hereda mucho de la
solemnidad que marcó antes a "Marcha Fúnebre" y "Partes En Una Botella",
empezando con un tenor seco y luego pasando a una dimensión un poco más etérea.
El clímax sostenidamente creciente que se arma antes del pasaje final cuenta en
el cello como su elementos crucial.
Así pues, tenemos que hacer un balance general muy positivo sobre Arteria y su
disco "Cuatro Visiones": México nos sorprende nuevamente desde las esferas más
radicales y posmodernas del multicolor mundo progresivo, yendo de la mano con
1870 y portando orgullosamente las herencias de referentes legendarios como
Nazca, Decibel y Culto Sin Nombre. Este proyecto liderado por Juan Carlos Ruiz
entra de lleno en la realidad actual del género progresivo con paso firme.
César Mendoza
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