Temas
- A Day Among Four Walls
- Wasted Time
- Down
- Season of Death
- Boredom
- Grain of Sand Lost in the Sea
Integrantes
- Michele Epifani: voz, teclados, guitarras, flauta dulce
- Piero Ranalli: bajo
- Mino Vitelli: batería, percusión
Colaborador – Stefano Colombi (guitarra en 1)
Ahora que la banda italiana Areknamés es una de las más elogiadas en los
círculos internautas de fans progresivos, un status que se hizo más evidente
que nunca con la obtención de su premio al mejor disco progresivo italiano
en el ProgAwards 2006, sería bueno echar un vistazo retrospectivo a su
homónimo disco debut. En sus inicios, el grupo era un trío con una presencia
más reforzada de parte de su líder Michele Epifani, pues aparte de su rol
usual de cantante y teclista, también se hacía cargo de las guitarras. Por
entonces, Stefano Colombi era tan sólo un colaborador ocasional en las 6
cuerdas: es por eso que la parte melódica reposa exclusivamente sobre los
teclados de Epifani (órgano, mellotron, sintetizadores, pianos eléctrico y
de cola). Quien haya comenzado por el segundo disco y haya sentido
curiosidad por penetrar en la visión musical de Arknamés, podría sentirse
inicialmente decepcionado ante este factor, pero a fin de cuentas, este
disco tiene un valor implícito (al menos, en mi humilde opinión) como
testimonio de una banda que demuestra talento en una fase todavía
embrionaria de su esencia artística.
El sonido general de “Areknamés” no dista mucho de su obra “Love Hate Round
Trip” en lo esencial, pero en este disco debut aun está por brotar de manera
consistente ese nivel de delirio emocional que hizo de “Love Hate Round
Trip” uno de los discos más comentados de 2006 en los círculos progresivos.
El material de “Areknamés” transita fluidamente por pasajes líricos y otros
más suntuosos, notándose desde ya la influencia principal del VdGG pre-“Pawn
Hearts”. Areknamés muestra un especial interés por rescatar y reevaluar los
primeros años de la fase madura del progresivo, pues también se notan la
huellas del Genesis 70-71, del Procol Harum de la era Trower y del Pink
Floyd pre-“Dark Side”, pero claro, la herencia vandegraffiana es la más
patentemente sólida en el resultado final. La cosa vandegraffiana no solo se
nota en el tenor general de las composiciones y en el modo en que el líder
Epifani arroja las letras de las canciones, sino también en el estilo
percusivo de Vitelli y el carácter gótico del órgano Hammond. La producción
de sonido encapsula a las instrumentaciones en una aureola, por llamarla de
algún modo, distante, con lo cual se crea una reprovisión del sonido
proto-prog (algo que también hallamos en Gargamel y los primeros discos de
Landberk). También se nota el uso liberal de trucos jazzeros en varios
pasajes de piano eléctrico y algunos adornos rítmicos de batería, como para
hacer contrapunto a las armonías sutiles que conforman las ideas
compositivas principales.
‘A Day Among Four Walls’ ocupa los 12 minutos iniciales del disco, con lo
cual se instaura la magia peculiar que Areknamés quiere proyectar en el
espíritu del oyente empático. El ambiente del tema es de una desolación
resignada y, a la vez, inquieta ante la perspectiva de verse atrapada en sí
misma perpetuamente; pero este ambiente no estalla plenamente, se mantiene
en una faceta contenida incluso durante el clímax final. ‘Wasted Time’ es
más corto, y más que nada es una interesante recreación del espíritu del
emblemático tema de VdGG ‘Darkness’ con un cierto toque añadido de
crimsonismo primitivo. ‘Down’ es otro tema largo, de casi 10 ½ minutos de
duración. Contiene bastantes cambios de ritmo en contrastes no muy
chocantes, aunque las secciones lánguidas son las más prominentes. A veces
hay pasajes de lirismo flotante a lo ‘Cymbaline’ (Pink Floyd), otras veces
pasamos a un pasaje estilizado semejante a los más fastuosos del “Trespass”
(Genesis), pero siempre impera la emotividad sombría de raigambre
hammilliana. Los tres últimos temas duran 8 minutos y pico, cada uno.
‘Season of Death’ vuelve por la senda de ‘Wasted Time’ aunque con una
polenta y una complejidad más notorias. Cuando emerge una sección en clave
de hard rock blueseado estamos ante un momento de exaltación muy peculiar
dentro del contexto general del disco. ‘Boredom’ es el tema más intrépido
del disco: con una base rítmica centrada principalmente en darle un matiz
jazz-rock al tema, las cosas son básicamente bastante pegadizas. Incluso en
los pasajes más lentos se irradia claramente el eco de la polenta
manifestada en el extrovertido motivo central. En fin, ‘Grain of Sand Lost
in the Sea’ nos devuelve la desolación cerebralmente controlada que imperó a
lo largo de casi todo el disco, aunque con una apelación a los recursos de
complejidad ya aplicados anteriormente en ‘Down’ y ‘Season of Death’. El
final con efectos psicodélicos de órgano y notas aleatorias de mellotron de
flauta da una conclusión inescrutable a la letanía majestuosa con la que
terminaba la última intervención del ensamble entero.
“Areknamés” es, ante todo, un disco no muy original. Su mayor mérito reside
en la manera tan diáfana en que muestra la disposición y los medios de
Areknamés por crear algo enérgico y llamativo dentro de los confines
impuestos sin tapujos por las influencias patentes que Michele Epifani
refleja en su visión musical.
César Mendoza
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