El evento musical que tuvo lugar entre las 8:30 y 11:19 PM el 2 de setiembre
en Lima, en el Centro de Convenciones del Hotel Maria Angola, fue una
experiencia de lo mas excitante y gratificante para el publico, un gran
beneficiado del derroche de energia, potencia y conviccion de JETHRO TULL,
cuya veterania en la vida no les quita todavia las ganas de entregarse al
publico en nombre de la magia del rock. Parece mentira que un Ian Anderson y
un Martin Barre tan “peligrosamente” cercanos a la sesentena puedan todavia
disponer de una razonable dosis de vitalidad como para crear estimulos
poderosos en el publico y seguir alimentandose de la retroalimentacion
energetica por casi dos horas con total consistencia. Ya a estas alturas del
partido, el teclista Andy Giddings, el bajista Jonathan Noyce y el estupendo
baterista Doane Perry deben contarse tambien como veteranos dentro del
grupo, y esa noche demostraron lo bien compenetrados que estan con el
glorioso legado del grupo como con sus actuales lineas de trabajo.
No eramos pocos los concurrentes que aun estabamos ubicados en las cercanias
de los bares laterales disfrutando de los ultimos sorbos de gaseosa y/o
cerveza y/o licores finos, cuando las luces de ambiente empezaron a apagarse
en un contundente anuncio de que el concierto iba a comenzar media hora
justa despues de la hora oficial, ni un segundo mas de demora. Apenas estaba
terminando de acomodarme en mi asiento cuando los primeros golpes
cadenciosos de las baquetas de Perry sobre los tambores y platillos
anunciaban la entrada de ‘For a Thousand Mothers’. Desde ese momento, y
hasta la conclusion de la coda, el publico estaba siendo seducido de una
forma frontalmente inapelable. Cuando las primeras lineas de ‘Nothing is
Easy’ emergieron desde el escenario, ya el publico estaba cautivado para el
resto de la noche. Lo unico que tenian que hacer los muchachones de Jethro
Tull era disponer del menu que habria de conformar el festin musical. Es un
hecho que la voz de Anderson esta cada vez mas apagada, pero no es algo
sobre lo que valga la pena redundar mas: la cosa es que su manera de dirigir
al grupo a traves de sus multiples paseos por el repertorio historico de
Jethro (mas algunos numeros provenientes de trabajos aledan~os) con sus
ejecuciones en flauta y guitarra acustica, sus contoneos picaros y burlones
(acomodados a sus actuales capacidades fisicas), y su eterno dominio
escenico siguen intactos al 100 %. E igual de intacta sigue la capacidad de
Barre para asumir la figuracion principal en los momentos mas rockeros de
los conciertos. Con todo, cabe sen~alar que la banda ha funcionado como un
ensamble bien cohesionado en el que los elementos particulares se iban
transmitiendo mutuamente auras de compenetracion en un cuadro bien armado,
mientras que las florituras de la flauta de Anderson dibujaban las figuras
principales con la libertina exuberancia de siempre.
Con ‘Eurology’ se nos ofrecio una muestra de los intereses creativos
actuales de Anderson: una pieza de eminente sabor exotico, con bastante
gancho y construida sobre un jugueton compas de 7/8. ‘Life’s a Long Song’
brindo uno de los momentos intimistas de la velada – Anderson dedico esta
cancion “idonea para cantarla al despertar temprano en la man~ana” a todos
aquellos que ya no pueden despertar nunca jamas, como Jimi Hendrix, Keith
Moon, John Bonham,... El aire de melancolia resulto conmovedor sin caer en
ridiculas cursilerias. Claro, la situacion despues de este tema estaba como
para volver a algo fuerte, y si es fastuoso y complejo, mejor... y por
tanto, estamos en el momento de ‘Thick as a Brick’. La familiar secuencia
conformada por la entrada, el primer interludio, la seccion marcial de “I’ve
come down from the upper class” y el cierre final fueron recibidos por el
publico como un regalo de Navidad que no nos toma de sorpresa pero que
engalana la noche entera por si solo.
El entusiasmo del publico fue obviamente bien recibido por Ian Anderson,
pero hubo una ocasion en que el expreso su desagrado ante el hecho de que
hubiera una cantidad de personas moviendose de su asiento hacia los bares
laterales por un buen rato: lo hizo de forma clara y directa [?por que
“carajo” no pueden algunos dejar de moverse de un lado a otro?], aunque sin
perder el control. La reprimenda del bizarro flautista fue ovacionada por la
mayor parte del respetable: el consenso implicito general era el de recibir
con los brazos abiertos los detalles de la fiesta rockera que estaba
teniendo lugar. Las ejecuciones sucesivas de ‘Serenade for a Cuckoo’ (pieza
emblematica de Roland Kirk, quien fuera una poderosa influencia seminal para
Anderson en sus dias mozos como aprendiz autodidacta de flauta) y ‘Beggar’s
Farm’ nos trajeron memorias de sus inicios – uno de los tantos momentos
especiales de la noche. Otro momento especial fue, para mi, el turno de ‘In
the Grip of Stronger Stuff’, original del disco “Divinities” (Ian Anderson),
uno de los mejores trabajos prog solistas que he escuchado en mi vida.
Otros momentos cumbre infaltables fueron ‘Bouree’ (el solo de bajo era
totalmente nuevo) y el primer cierre ‘Aqualung’, asi como el inmediatamente
anterior ‘Budapest’ – EMHO, esta cancion epica se hace cada vez mas bella
con el paso del tiempo, todo un genuino clasico del movimiento progresivo a
pesar de ser concebida y grabada durante la segunda mitad de los 80s. Los
momentos cumbre inesperados fueron los turnos de ‘Up to Me’ y ‘Hymn 43’.
Ambas canciones habian sido ejecutada en vivo muy pocas veces a inicios de
los 70s – la primera fue tocada con un enfasis sutilmente mayor en la
cadencia bluesera, mientras que la segunda se beneficio de un arreglo
celtico especial durante la primera mitad, con Barre asumiendo la
responsabilidad de la mandolina durante esa seccion. Para ‘Mother Goose’,
Perry se coloco adelante frente a unos bongoes, mientras que Barre y
Giddings comenzaban con sendas flautas dulces en mano. Noyce aparecio a
partir de la mitad, llegando incluso a hacer un breve jam compartido con las
percusiones de Perry, incluyendo en la interaccion el esbozo de gestos
farsescos en sus rostros. Como podran ver por el repetorio seleccionado, el
material de “Aqualung” fue el mas recurrente: la magia que este material aun
es capaz de crear entre los interpretes y los oyentes 34 an~os despues es una
prueba innegable de su status atemporal.
Los tres minutos y medio de descanso de Ian Anderson fueron llenados por un
tema solista de Barre, ‘Morris Minus’, una pieza netamente rockera con un
gancho efectivo: el publico presto debida atencion a pesar de que no se
trataba exactamente de un momento a-lo-Jethro Tull. La belleza de ‘Pavane’
(pieza barroca reelaborada para el disco de Navidad de JT) tambien mantuvo
cautiva a la audiencia, aunque me imagino que el recuerdo inmediato de esta
ocasion particular quedo momentaneamente borrada con ‘My God’, tal vez, la
cima maxima del concierto. La breve introduccion de piano provenia de
‘Flying Dutchman’ (“Stormwatch”), pero una vez iniciados los primeros
acordes de guitarra acustica, la cosa estaba clara – ‘My God’ estaba siendo
sacad del armario para ser exhibida ante el publico. Pero, ?como seria la
dinamica de su ejecucion en este evento? El grupo mantuvo una gran dosis de
fidelidad a la estructura de la version registrada en el “Aqualung”: incluso
los coros sobregrabados de Jeffrey Hammond-Hammond emergieron de las brumas
del pasado a traves del sampler de teclado. Parece mentira como un tema
lleno de ira y sarcasmo contra las hipocresias de la moral religiosa
convencional pueda generar tanta alegria y exaltacion como experiencia
estetica. Y no falto la broma... cuando evocamos el nombre de Ian Anderson
estamos hablando de un satiro burlon por excelencia. Sus entrecortadas
florituras de flauta al final de la cancion vinieron acompan~ados de un
desplazamiento de un extremo al otro del escenario mientras tercamente movia
su pieza izquierda hacia arriba en un simulacro de esforzado intento por
saltar; el ultimo toque de flauta, agonicamente abrupto, vino acompan~ado de
un encogimiento ventral mientras Anderson se tocaba la ingle como si se
hubiera hecho dan~o en un testiculo. Esta concisa procacidad fue celebrada
con hilaridad por el publico.
Tal como sen~ale anterioremente, ‘Aqualung’ fue el primer cierre – el
espiritu de dulce dolor ya estaba latiendo en los corazones de los mas de
2000 entregados asistentes. Al regresar la banda al escenario, el primero en
hacer acto de presencia fue Giddings, lo cual me hizo sospechar certeramente
que la cosa seguiria y concluiria con ‘Locomotive Breath’. Con su parodia de
los modales prototipicos del gentilhombre britanico, el teclista brindo algo
de humor sencillo antes de la emergencia de brutal fuerza rockera que
siempre aparece indesligable a esta pieza tan emblematica. Con el fin del
tema en si y el inicio de la seccion instrumental de ‘Protect and Survive’
(?cuando retomaran piezas del disco “A” – ya va siendo hora de que se
revalore este disco con la dosis adecuada de justicia retrospectiva, pero
bueno.. ese es otro tema), los dos globos blancos fueron arrojados al
publico para hacerlo participe activo de la faceta ludica de todo buen
concierto de rock. A diferencia de su primer concierto en Lima (noviembre de
1993), esta vez quien escribe si pudo tocar uno de los globos, incluso tres
o cuatro veces. Realmente no se como me di abasto para dividir mi atencion
entre el globo que se me iba acercando y mis ganas de despedirme del grupo
con mis distantes movimientos de brazo alzada mientras Anderson entonaba
‘Cherio’.
En fin, como para repetir la idea de inicio de esta resen~a con otras
palabras, concluyo sen~alando que el concierto de Jethro Tull fue una
exhibicion de frenesi compartido por el grupo y el publico en una comunion
forjada a punta del mas intenso de los fuegos de Vulcano. Es un gusto saber
que esta banda nos da todo de si cada vez que pasa por nuestros humildes
escenarios; estoy seguro de que Jethro Tull sabe que en Lima tiene un
bastion de admiradores (de diversas edades) dispuestos a demostrarles su mas
absoluta lealtad. Una chica que estaba detras mio en la fila de los
asistentes a la seccion de Platea le decia a su acompan~ante que conocia al
grupo a traves de unos discos de su padre – me imagino que ella debe haber
comprendido en que consiste la fascinacion de su progenitor por la musica de
Ian Anderson & cia.
Setlist (con posibles errores secuenciales entre ‘Beggar’s Farm’ y
‘Budapest’) -.
- For a Thousand Mothers
- Nothing is Easy
- Eurology
- Life’s a Long Song
- Thick as a Brick (extractos)
- Serenade for a Cuckoo
- Beggar’s Farm
- In the Grip of Stronger Stuff
- Up to Me
- Bouree
- Mother Goose
- Morris Minus
- Hymn 43
- Pavane
- My God
- Budapest
- Aqualung
Primera despedida
- Encore: Locomotive Breath / Protect and Survive (extracto instr.) / Cherio
Ultima despedida
Cesar Inca
(Dedico esta resen~a a todos los amigos con quienes me encontre entre el
publico - entre ellos el maestro Manuel Miranda y su esposa Luciana -, y
tambien a un amigo muy especial, Celestino Flavio, recientemente fallecido).
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