Temas
- Lunatic
- The Theme
- Manhatten Project
- Audiences
Integrantes
- Bill Barone: guitarras eléctrica y acústica, coros
- Jerry Berkers: bajo, voz
- Jürgen Dollase: teclados, mellotron, voz
- Harald Großkopf: batería, percusión
Uno de los grupos pioneros del sinfonismo en Alemania, Wallenstein debute a
lo grande con un disco tan magnífico como lo es “Blitzkrieg”. Wallenstein se
revela desde un primer momento como una banda poseedora de una sonoridad
cañera y robusta, bien dada a generar riffs y punteos psicodélicos de
guitarra y una dinámica densa a su sección rítmica: prototipos del así
llamado euro-rock de los 70s. Es en la actuación de Dollase en sus teclados,
la cual incluye varias cadencias propias de la música de cámara y efectivas
orquestaciones (al mellotron o al órgano) donde encontramos la raíz
sinfónica del grupo, pues justamente es Dollase el autor del material y el
protagonista de los vuelos instrumentales con que el grupo se manda en sus
jams y expansiones de los motivos básicos. Los cambios melódicos y los giros
rítmicos y ambientales son marcados por los teclados, incluso en aquellos
pasajes en los cuales la guitarra de Barone ocupa un rol central al solear.
Como puntos de referencia podemos citar a Grobbschnitt y Nektar como bandas
relativamente emparentadas con el estilo progresivo de Wallenstein, pero en
comparación, Dollase y sus compinches demuestran un refinamiento más
trabajado que los primeros (mientras igualan su polenta) y una mayor
inventiva melódica que los segundos. Wallenstein es mi primer gran
descubrimiento tardío de 2007, y puedo desde ya decir que se trata de una
joya imperdible para los amantes del rock sinfónico de marca añeja.
El disco comienza con la pieza más trepidante del disco, ‘Lunetic’, un
alucinado ejercicio de dinamismo rockero que se extiende por casi 12
minutos. Enraizado en coloridos inspirados en el barroquismo - especialmente
en lo que se refiere al uso continuo de arpegios estilizados de clavicordio
-, el despliegue de energía de parte del ensamble halla así un enfoque claro
a través de las mutaciones de claves y cambios rítmicos. Su abrupta
conclusión cierra la pieza con apropiado dramatismo. Las cosas se atenúan
notablemente en la segunda pieza, ‘The Theme’, una poderosa balada sinfónica
marcada al alimón por las escalas de piano y las cortinas de mellotron. El
asunto se pone, en este sentido, más cercano a Genesis y Procol Harum,
aunque la aparición de un interludio más extrovertido, cercano al R’n’B,
permite al grupo acercarse más al groove propio de bandas como Traffic – la
retoma del lánguido motivo inicial en la sección final redondea de forma
adecuada la aureola de solemnidad a la pieza. ‘Manhatten Project’ también
tiene un tenor solemne predominante, aunque ciertamente posee una dosis
mayor de dinamismo e intensidad – se trata del tema más largo del disco, con
sus 13 ¾ minutos de duración. De hecho, ‘Manhatten Project’ es una
oportunidad para que el grupo ahonde en otros matices además de los que
conforman sus sonoridades más habituales: la presencia de algunas secciones
jazzeadas creadas por la dupla rítmica y el uso de impresionantes texturas
de guitarra en algunos punteos son señales claras de las intenciones del
grupo por mostrar versatilidad, eso sí, sin renunciar a la consistencia. En
fin, ‘Audiences’ cierra el disco en clave de balada progresiva que incluye
un interludio épico en un compás dominante de 5/4: la alternancia de los
ambientes diversos está muy bien lograda, y es certero afirmar que el grupo
sabe, por regla general, amoldar diversas ideas con exquisita fluidez.
Un gran disco es “Blitzkrieg”, y un gran grupo es el que lo gestó –
Wallenstein es un ítem imperdible para cualquier investigador serio de la
historia del rock sinfónico europeo. Sólo cabe reprochar los aportes
vocales, un punto débil de la banda, pero afortunadamente, son pocos y no
suelen distraer de las maravillas creadas en la instrumentación. Repito:
“Blitzkrieg” es un gran disco.
César Mendoza
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