Temas
- La Marcha de los Enanitos
- Maluquinha
- Camino del Águila
- Niños
Integrantes
- Manuel Rodríguez: guitarras, voz
- Marcos Montero: teclados
- Urbano Moraes: bajo, percusión
- Kiko Guerrero: batería, percusión
Colaboradores
Con todo lo cautivante y enérgico que me parece su estupendo disco debut,
debo admitir que el segundo y último disco de Imán Califato Independiente
“Camino del Águila” es mi favorito de toda su trayectoria. De hecho, se nota
un claro realce en la finura estilística y compositiva respecto al primero,
al menos desde la perspectiva de quienes sienten preferencia por el realce
de estilización en el sonido, la mayor dosis de riesgo en los arreglos de
las ideas melódicas y el desarrollo más concienzudo de las mismas. “Camino
del Águila” muestra a un grupo encaminado por un sendero más estilizado, eso
se hace patente desde el primer segundo, prácticamente. Es fácil de imaginar
que los nuevos aires que entraron en la banda vinieron de la mano del
bajista uruguayo Urbano Moraes (quien reemplazó al original Iñaki Egaña)
influyeron constructivamente en el modus operandi de los tres músicos
permanentes, Manuel Rodríguez, Marcos Montero y Kiko Gurerrero: el nuevo
bajista se preocupa de manera muy especial por desplegar la potencialidad
melódica de su instrumento, lo que ayuda crucialmente al conjunto en su
creación de armonías y ricas atmósferas musicales.
El instrumental inicial ‘La marcha de los enanitos’, que comienza y termina
con una dulce línea melódica – muy a lo Camel -, incorpora en el extenso
intermedio ciertos toques inequívocamente frippianos en la guitarra
eléctrica, así como abundantes ambientes etéreos de sintetizador, todo ello
sobre una base de inspiración arábiga que ostenta sin excesos su inherente
exotismo. !Qué comienzo tan fabuloso para este disco! El siguiente tema,
también instrumental, titulado ‘Maluquinha’, incorpora una mayor dosis de
latin-jazz en su sección rítmica, lo cual da pie a que el guitarrista
despliegue un solo inspirado en la onda de Santana y que el teclista
transmita en su piano eléctrico varios toques parecidos a la bosanova, con
el filtro indirecto de un Chick Corea: un tema definitivamente alegre, muy
afín a lo hecho en algunas ocasiones por los catalanes de Iceberg. El tercer
y último instrumental, que da título al disco y que se extiende hasta los 14
minutos de duración, sigue más bien por la línea del primer tema, aunque
incrementando la dosis de fulgor progresivo a través de las bien integradas
ideas musicales que se van sucediendo: es aquí donde Imán se hermana un poco
con sus paisanos de Cai en susdos primeros LPs. Los paisajes sonoros etéreos
y crimsonianos también se hacen presentes aquí, alternándose con motivos
arábigos-aflamencados que impregnan el tema brindando un aura de distinción
y elegancia. Montero se luce manera especial aquí, aunque para nada debemos
desestimar el breve interludio solitario de guitarra que Rodríguez vierte
entre los minutos 7 y 8 (?algunos guiños a lo que hace Steve Howe en su
interludio de ‘Sound Chaser’?). Lo que sigue después, hasta el minuto 12, es
un clímax sostenido en el cual el grupo se revuelve creativamente sobre
motivos anteriores – los últimos dos minutos establecen una coda espacial,
onírica, apoyada sobre ambientes etéreos de sintetizadores. Por último, el
único tema cantado, la tierna y melancólica balada acústica titulada ‘Niños’
sirve como un relajante final para un disco que no había bajado su
intensidad por un segundo; con esta balada la magia se hace intimista y
reflexiva, como la brisa nocturna que sopla suavemente sobre nosotros
mientras nos vamos adormilando de a pocos.
En definitiva, “Camino de Águila” es una joya progresiva española de las
postrimerías de los 70s: lástima que sirvió como "canto de cisne" para este
grupo, que se desintegró poco después de su edición. Hasta el día de hoy
siguen vívidas en mi mente las memorias de esos tiempos en los que algunas
radioemisoras gaditanas ponían particular empeño en promocionar este disco,
llamado a ser un clásico para coleccionistas e investigadores del género
progresivo.
César Mendoza
[Dedico esta reseña a todos los músicos que formaron parte de Imán por
motivo del 30mo. aniversario de la banda]
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