Temas
- Camino del Concierto
- Ostalinda
- Flor de Almendro
- Esclavos de la Belleza
- Cartuja
- 121 Hormigas
- El Vuelo de una Lagrima
- Noche de Verbena
Integrantes
- Andres Olaegui: guitarra
- Luis Cobo “Manglis”: guitarra
- Pedro Ontiveros: saxo, flauta
- Jaime Casado: bajo
- Larry Martin: bateria
Colaboradores – Josep Mas "Kitflus" (sintetizador), Luis Fornes (pianos),
Tito Duarte (saxo tenor y pandereta), Jose Medrano (trompeta), Pedro Ruy
Blas (bongos), Diego Carrasco (guitarra flamenca)
Con este, su segundo disco, Guadalquivir sigue por la misma linea musical
que ya habia quedado claramente definida en su disco debut. La
complementacion entre la dupla ritmica y los encargados de las guitarras y
vientos sigue siendo tan compacta y productiva como siempre. En todo caso,
yo noto en “Camino del Concierto” algunas diferencias de matiz con respecto
al primer disco. En primer lugar, este nuevo repertorio despliega una mayor
dosis de colorido, lo cual se debe en buena parte a la presencia de un buen
numero de invitados que añaden elementos relevantes a la instrumentacion
(mencion especial para Josep Mas, de Iceberg, quien se luce en un par de
solos de sintetizador). Tambien la produccion de sonido de siente mas
pulcra, lo cual ayuda a generar un mayor refinamiento en el sonido creado
globalmente por la interaccion de los musicos. En tercer y ultimo lugar, el
nivel de complejidad en la elaboracion de los motivos melodicos y los juegos
de compases tiende a ser menos complejo, aunque la chispa creativa aun esta
encendida con todo su fulgor.
El tema homonimo que abre el disco ofrece un tono amable, con una melancolia
dulce y agradable: las partes de guitarra acustica (solo incluido) ayudan a
reflejar esa melancolia amable. Las cosas se ponen mas festivas en la
pegadiza pieza ‘Ostalinda’, donde los dialogos entre la flauta y las
guitarras y la bien afiatada seccion ritmica se funden en una unidad sonora
compacta y efectiva. Marcando un notable contraste, emerge ‘Flor de
Almendro’, un exquisito tema compuesto al modo de un nocturno, donde una
dupla de guitarras acusticas arma una serie eterea de acordes, creando asi
un paisaje sereno e intimista: al unirse la flauta, el motif es transportado
hacia los rincones mas profundos del alma. La belleza de esta pieza no tan
larga (solo dura 3 minutos) es paralela a la inmensa delicadeza invertida en
su ejecucion. Con ‘Esclavos de la Belleza’ volvemos a la exuberancia
prototipica del disco debut, con variaciones de ambientes y motivos
manejadas con cohesion y pulcritud: hay una cierta predominancia de densidad
y tambien un halo de misterio. La otra pieza larga del disco, titulada
‘Noche de verbena’, tambien esta diseñada para crear un impacto especial en
el oyente: pero, a diferencia de ‘Esclavos de la Belleza’, encontramos una
explosion de alegria rumbera imponentemente sazonada de sabores latin-jazz.
Menos ambiciosos, pero igualmente efectivos, son ‘Cartuja’ y ‘121 Hormigas’,
numeros que destilan un entusiasmo frontal, sin tapujos: por su parte, ‘El
Vuelo de una Lagrima’ ofrece un tenor mas languido, abriendo una via hacia
los parajes de la introspeccion – mencion especial para el flotante solo de
guitarra que se inicia en el minuto y medio. Particularmente, lamento que
este tema no sea un poco mas extenso, pues siento que su sobrio dramatismo
posee la suficiente fuerza expresiva como para ser explotada con mayor
minuciosidad.
Tras haber repasado el repertorio, solo me queda concluir que, en lineas
generales, este disco es una joya del movimiento andaluz de fines de los 70s
e inicios de los 80s. Aun sin llegar al nivel de grandeza de “Guadalquivir”,
“Camino del Concierto” brilla como una gema que merece un lugar especial en
cualquier buena discoteca de jazz y/o rock.
Cesar Mendoza
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